martes, 8 de enero de 2013

THE BLACK KEYS: POR AMOR AL BLUES




Con la hierática postura de rockstars renegados, Dan Aurebach y Patrick Carrick representan la salvación del rock “revival”. Tienen claro que cuentan con el respaldo de esa laboriosa década sin descanso de trabajo, tratando de reestablecer con determinante ímpetu, un género que se debatía entre la vida y la muerte a manos de las viejas generaciones; conscientes de su convicción por el blues, saben de sobra que su estructura musical se encuentra en las sólidas y poco erráticas bases del rock de los setenta.


The Black Keys busca consolidar dos de los más representativos géneros de rock del pasado en tiempos nuevos, donde la cultura pop se ha inclinado por arrojar grupos disfrazados del indierocknroll que llegó con los Strokes diez años atrás, los mismos diez años que la pareja estadounidense invirtió en remembrar un estilo de hacer rock que se había quedado en el olvido. Black keys emerge del anonimato de muchos para enseñarle al mainstream, que no todo es moda, canciones de amor, y música de sonidos pegajosos.

Alegre, relajado, fresco, podrían ser algunos de los conceptos que mejor definan a El Camino, último álbum de estudio del dueto de Ohio, pero no es así, en su interior contempla el alma oscura del blues, como en todos los discos del grupo, pareciera que le tienen un respeto especial a esta tendencia de los setentas, incluso da la impresión que The Black Keys es un tributo a los grandes padres del rock. En cada acorde pentatónico se oye como un trueno, el legado de Led Zeppelin, de Hendrix, incluso de los viejos B.B. King o John Lee Hooker.

Ignorados en sus inicios, subestimados como banda, parece que al fin su cruzada por rescatar los géneros padre del rock contemporáneo comienza a tener resultados. Justo después de un año de alumbrar Brothers (2010), The Black Keys vuelven con El Camino, editado el año pasado, y que llegó en un momento crucial, los colocó como banda principal en los principales festivales del mundo, y no sólo eso, sino que la revista NME se tomó la libertad de considerarlos herederos del rock mundial.

Sin embargo, ni ellos mismos saben la magnitud de su trabajo y la fama que este pueda traerles, se aprisionan tanto en sus raíces musicales que no las dejaran por nada, se aferrarán hasta las últimas consecuencias, hasta que las llaves negras del teclado bemol traducido en escalas pentatónicas de sus guitarras se destrocen de uso y desgaste. No cambiaran por nada, y no es un asunto de innovación, más bien ese es el papel que les tocó jugar al heredar una responsabilidad tan peligrosa y tan digna.

Es posible que exista mella en sus próximas producciones, pero The Black Keys no lo sabrán, ellos sólo conocen un modo de hacer las cosas: el suyo. Orgullosos, insolentes, renegados, han llegado a la nueva década para hacer resurgir de las cenizas el rock olvidado por la moda y los estereotipos del nuevo mundo. 


Fuente: Propia.
Texto: Eduardo L. Marceleño García
Fotografía:  cedida por www.musicopolis.es



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